6 may 2007

MATANZA EN "EL MAREÑO"

En 1985, en el rancho “El Mareño” fueron encontrados los cuerpos de Enrique Camarena y su piloto mexicano Alfredo Zavala Aguilar, ambos habían sido torturados y ejecutados. Habían sido sembrados por la policia federal para inculpar al dueño del predio.

La policía federal hizo lo posible para que no se revelara la verdad, un ajuste de cuentas por drogas, incluso se dice, ejecutó a un agente de la propia policía y a una familia completa con el fin de incriminarlos.

En este caso se pueden ver las relaciones y el poder del narcotráfico dentro del gobierno.

* Para leer la información completa dé un clic sobre el título del post *

A continuación cito a José Joaquín Torres, autor de la columna Enfoque Universal, donde menciona el hecho:

Un “Operativo” Olvidado: la Matanza de El Mareño en Michoacán

En 1985 el agente antidrogas estadunidense Enrique Camarena y su piloto mexicano Alfredo Zavala Aguilar fueron víctimas de un “operativo” que los detuvo arbitrariamente, los torturó y los asesinó, en venganza porque la actuación de ambos hizo que el gobierno federal mexicano tuviera que desmantelar un enorme plantío de marihuana (el Búfalo) en Chihuahua, donde trabajaban esclavizados unos cinco mil peones.

Aunque el gobierno de Estados Unidos minimizó el asesinato de su agente antidrogas un puñado de funcionarios gringos de quinto nivel hizo todo lo que pudo –hasta bloquear la frontera- para exigir que se investigara el asesinato de su colega Enrique Camarena. Ante esta presión el gobierno mexicano hizo un “operativo” de Estado no para investigar el caso, sino para encubrir a los fechores.

En el marco de este gran “operativo” estratégico se hizo un “operativo” táctico que tenía como objetivo sembrar los cadáveres de Camarena y Zavala en algún lugar para achacar la responsabilidad del crimen a alguien.

El alguien fue Manuel Bravo Cervantes, ex diputado local de Michoacán, y el lugar fue el rancho El Mareño, en el estado de Michoacán, donde residía el señor Bravo en compañía de su esposa.

Elaine Shannon en su libro Desperados (así: Desperados, no Desesperados) nos relata el evento.

“El jueves 28 de febrero, el comandante Armando Pavón Reyes de la PJF mostró a Jaime Kuykendall y a otro agente de la DEA, Tony Ayala, una nota anónima, que decía que Camarena estaba siendo retenido en el rancho El Mareño, cerca de un poblado llamado La Angostura... El que había escrito el anónimo decía haber visto a Camarena en el rancho Bravo. Si el agente ya no estaba con vida, agregaba el anónimo, su cuerpo se encontraría en la huerta de Bravo”. Al agente antidrogas Kuykendall le pareció sospechosa la nota anónima pero pidió una copia para que la DEA la estudiara, pero no la obtuvo.

“Sin embargo –continúa el texto de Elaine Shannon- por razones que Kuykendall no pudo entender, el joven comandante se mostró sumamente agitado y dijo que enviaría un grupo de agentes de la PJF a Michoacán el sábado por la mañana. A Kuykendall le pareció esto muy extraño. Hasta esos momentos Pavón Reyes había sido muy lento en cuanto a tomar decisiones, por lo que le pareció raro que a este anónimo lo hubiera tomado tan en serio. Kuykendall y Ayala pidieron a Pavón Reyes llevar con él algunos agentes de la DEA, a lo cual convino pero al mismo tiempo pidió que estuvieran en su oficina a las ocho de la mañana en punto del sábado. Ayala y un grupo de norteamericanos se presentaron en la PJF a la hora indicada, pero se encontraron con que el grupo explorador, encabezado por el comandante Alfonso Velázquez Hernández, había partido dos horas antes. Cuando llegó ante la pequeña casa de campo, todo había terminado. Manuel Bravo y su esposa estaban muertos. Al parecer a la mujer le habían disparado por la espalda. Dos hijos, Hugo y Manuel, estaban en el patio de la casa, muertos. El tercero, Rigoberto, había sido tiroteado, probablemente en su propia cama. Un agente de la PJF había sido asesinado con un arma automática”. Rigoberto era un paralítico postrado en cama.

Según el texto de Elaine Shannon los policías federales mexicanos les contaron a los agentes de la DEA que la familia Bravo no obedeció la orden de entregarse y “del interior de la casa surgió una andanada de fuego con armas automáticas que mató al agente de la PJF” y que en medio de la batalla las esposas de los dos hijos de Manuel Bravo llegaron con todo un cargamento de municiones. No se encontró el cadáver de Enrique Camarena en la casa y los de la PJF no permitieron a los de la DEA buscar en el huerto. Según el libro, los de PJF dijeron a los de la DEA “que se habían apoderado de todo un arsenal en la casa de Bravo” pero no permitieron a los de la DEA examinar las armas, únicamente les dieron unos números falsos de serie.

“Los agentes de la DEA –continúa el texto de Shannon- dudaron de que los Bravo hubieran en realidad disparado armas automáticas, como los federales afirmaban. Y de no haberlas disparado, ello significaba que el agente de la PJF pudo muy bien haber sido muerto por uno de los suyos... Uno muchacho de un rancho cercano dijo a un equipo de noticias de la CBS que los federales habían disparado los primeros tiros. El gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas, hijo de Lázaro Cárdenas, ex presidente de México, envió una airada protesta a la ciudad de México. ‘Fueron sacrificados’, dijo el vocero de Cárdenas, Octavio Ortiz... Y conforme Kuykendall armaba el rompecabezas, se enteró de que los dos hijos de Manuel Bravo, Hugo y Manuel Bravo Segura, habían vivido en Zamora en casas separadas por solo dos calles. El tercer hijo, Rigoberto, minusválido, vivía con sus padres en el rancho. El hermano de la señora Bravo, Wenceslao Segura, vivía a medio kilómetro del rancho. Celia Bravo, viuda de Hugo, dijo a Kuykendall que a eso de las siete y cuarto de la mañana del 2 de marzo, el tío Wenceslao llamó a su esposo gritando frenéticamente en el teléfono que oía disparos en la casa del rancho. Hugo fue por su hermano Manuel y se dirigieron al rancho, que estaba a unos treinta kilómetros de Zamora. Celia Bravo y la esposa de Manuel, Eleuteria, estaban aterrorizadas, porque cada una de ellas tenía un hijo pequeño de visita en el rancho. Se dirigieron a la oficina del procurador general del estado de Michoacán en busca de ayuda. Los oficiales simpatizaron con su causa y asignaron a seis policías del estado para que las llevaran al rancho. Cuando llegaron, a eso de las nueve de la mañana, había muchísimos automóviles alrededor de la casa, y Celia oyó disparos de armas de fuego. Unos hombres armados se escurrieron tras ellas, se identificaron como federales, y ordenaron a los oficiales de la policía del estado de Michoacán deponer sus armas. Sorprendidos y superados en número, los policías del estado de Michoacán se sometieron. Los federales vendaron los ojos a las mujeres, las empujaron y. finalmente, las metieron en un cobertizo. Celia logró un vislumbre de uno de los cuerpos que estaban en el patio delantero, que pensó que podría ser su esposo, aunque no estaba segura. Lugo oyó que alguien decía ‘dale a él’, y luego, un disparo”. Hasta aquí parte del texto donde se toca la matanza del libro Desperados.

Sobra decir que este “operativo” policiaco fue ilegal, entre otras cosas porque no se basó en una denuncia formal, sino en una nota anónima y porque se actuó contra unas personas que estaban en una propiedad privada sin haber ninguna orden de arresto ni orden de cateo, además de que el delito de secuestro era y es del fuero estatal, no del federal. En todo caso se hizo lo acostumbrado en México. Una operación policiaca al margen de la ley y contra toda ley. Un “operativo”, pues.

Aunque el gobernador Cuauhtémoc Cárdenas protesto “enérgicamente” no se sabe que haya ordenado alguna ninguna acción judicial seria (si es que se hizo alguna aparente) para investigar esta matanza y procesar a los fechores. Recordemos que en aquel entonces no existía la figura jurídica de “atracción federal”, por lo que el gobierno michoacano, pudo y debió tomar a su cargo la investigación de esta matanza.

En todo caso, la matanza de El Mareño es, como muchos otros, un "operativo" olvidado.

fuente

4 han comentado:

elmareno dijo...

Despues de 22 anos el caso sigue en la inpunidad por temor a descubrir a los verdaderos culpables, para esto ellos destrulleron 3 familias completas y los responsables siguieron con sus vidas como si nada hubiese pasado, se tiene que hacer algo para conponer este gobierno tan podrido.

MANRIQUE MORENO ZARATE dijo...

los hechos sucitados en esa epoca es una muestra que nuestra policia de una o otra forma pierde el control y sobre todo el codigo de honor y lealtad, que le debe de brindar a una sociedad, hoy en dia un se odserva como grupos de delincuentes uniformados hacen de la sullas con gran impunidad , pero a todo santo le llega su dia, los gobiernos cambian en este se sabe que empeso con mano dura espero que haci termine. gracias por el espacio.

Anónimo dijo...

Impunidad mal de toda sociedad. Es necesario hacer conciencia, armarse con valores como el respeto, la honestidad, la lealtad y por supuesto la valentía para no permitir más estos hechos. En honor a . Ricardo 'Kike' Camarena y todas las víctimas

Anónimo dijo...

YA 28 AÑOS DE IMPUGNIDAD SEMBRANDO Y TRANSGREDIENDO LOS CÓDIGOS DE ETICA,YA NO VENDAN NI ESCRIVAN FALACIA HACE FALTA PUBLICAR EL NOMBRE DEL UNICO AGENTE QUE FALLECIO EN EL RANCHO EL MAREÑO QUE DEJO HUERFANOS A TRES MENORES A LOS CUALES EL PODRIDO GOBIERNO LOS DEJO EN LA HORFANDAD CUAL ES LA VERDAD O EL TRANSFONDO DE ESTO QUIEN SE TIENE QUE CUBRIR EL CULO CON JUSTIFICACIOONES A TRAVEZ DE GENTE INOCENTE.

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